Luisgé Martín nació en 1962 en Madrid, donde ha vivido siempre. Comenzó a escribir al mismo tiempo que a hacer caligrafía y mucho antes de descubrir, a través de Enid Blyton, Alejandro Dumas, Fiodor Dostoievski y Julio Cortázar, en este orden, la lectura como adicción. Estudió durante once años en un colegio de curas, donde descubrió que Dios no existe o que, en el caso de que exista, es mucho mejor permanecer lejos de él. Fue también boy scout, lo quele permitió tener al menos en una época de su vida contacto con la naturaleza. Al final de su adolescencia sintió un impulso irresistible hacia el periodismo y formó parte de los equipos fundadores de dos revistas culturales (todavía no se hablaba de fanzines), Esperpento y Perchero. Con ese pretexto pudo entrevistar a algunos ilustres muertos de la historia de la literatura, como Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Antonio Buero Vallejo o Julio Cortázar.

Estuvo a punto de cursar Derecho porque no sabía que existían carreras de letras en los planes de estudio, pero al final se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y trabajó durante meses en una tesis doctoral sobre la literatura artúrica española, tesis que murió entre el polvo del abandono. A la hora de la verdad, sin embargo, cuando llegó el momento de ejercer, tomó la decisión de realizar un MBA en el Instituto de Empresa para dar un nuevo rumbo profesional a su vida. Su primer empleo fue en Ediciones SM, en el área de literatura infantil y juvenil. Después trabajó como editor en Ediciones del Prado durante casi veinte años. En 2010 y 2011 formó parte del gabinete asesor de la Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde. En la actualidad es el responsable de derechos y de planificación editorial de Thinking Heads.

Su literatura ha ido progresando al mismo ritmo que la tecnología: desde la caligrafía de sus primeras novelas —por fortuna inéditas— hasta el reconocimiento de voz de las tablets en las que trabaja ahora. Su primer libro publicado, en 1990, fue Los oscuros, una colección de cuentos que mostraba los rastros literarios de Jorge Luis Borges. Posteriormente ha ido publicando las novelas La dulce ira (Alfaguara, 1995), La muerte de Tadzio (Alfaguara, 2000, galardonada con el Premio Ramón Gómez de la Serna), Los amores confiados (Alfaguara, 2005), Las manos cortadas (Alfaguara, 2009), La mujer de sombra (Anagrama, 2012). En 2002 publicó un segundo libro de cuentos con el título El alma del erizo, pero además ha colaborado en numerosos volúmenes colectivos de relatos. En el año 2009 ganó el Premio Antonio Machado con el cuento “Los años más felices” y en el 2012 obtuvo el Premio Vargas Llosa NH por el relato “Los dientes del azar”. En su bibliografía hay un título singular: Amante del sexo busca pareja morbosa, una colección de cartas pornográficas reales que recopiló y editó. Colabora ocasionalmente como articulista en El ViajeroBabeliaEl PaísShangay Express y otras publicaciones periódicas.